Ser presidente de la comunidad de vecinos y sobrevivir a la legislatura

Entre las funciones de los administradores de fincas sin duda está la de asesorar y ayudar al presidente que está al mando de la comunidad, ya que, en la mayoría de los casos, éste no tiene la cualificación ni la experiencia necesaria para solucionar los problemas que van surgiendo a lo largo del año en que ha sido elegido.

Son muchos los vecinos que no desean cumplir con las funciones de presidente y tratan de evitar a toda costa esa situación, pero si ha habido un sorteo o la elección se efectúa mediante rotación, tiene obligación de cumplir con su mandato a no ser que explique a un juez sus razones para renunciar al cargo.

Algunas claves para ser presidente de comunidad sin tener dolores de cabeza

1- Contar con un administrador de fincas en la comunidad

Dependiendo del tipo de comunidad y sus vecinos, ser presidente de comunidad no tiene por qué convertirse en una pesadilla. Para el propietario que le toca ejercer de presidente es muy importante disponer de un profesional durante su año de gestión para consultarle cualquier duda y tener a alguien de confianza a la hora de solucionar cualquier problema.

Algunos vecinos están en contra de contratar los servicios de un gestor de fincas porque consideran que sus tareas las puede realizar cualquier persona pero, en la práctica, esto no es así, ya que el presidente, a no ser que tenga una formación específica, puede sentirse muy desamparado en su gestión y además es posible que cometa algún error que afecte a todos los vecinos de la comunidad.

Sin la figura del administrador, el presidente tendrá que encargarse de numerosas tareas como reclamar las deudas a los vecinos morosos, preparar las convocatorias de las reuniones de vecinos (la Junta anual y las extraordinarias si son necesarias), llamar a los profesionales que se necesiten para subsanar cualquier anomalía (cerrajeros, albañiles, fontaneros, etc) y muchas más.

Además, también deberá aprobar los gastos, llevar las cuentas y responder todas las dudas o preguntas de los vecinos sobre ellas… Todo esto, si no se está acostumbrado a este tipo de tareas (que es lo más habitual en una persona normal que no tenga nada que ver con la gestión de fincas), puede llegar a ser bastante agobiante sin la ayuda de un profesional.

2- Tener claras las obligaciones del presidente

Es decir, el presidente debe ceñirse a sus funciones y no hacer cosas que no le competen. La principal función de un presidente de comunidad es organizar la Junta de Propietarios anual y dar parte al administrador, si lo hubiera, de los incidentes que comunican los vecinos como por ejemplo, una fuga de una tubería, goteras, una avería en el ascensor, en el interfono o en cualquier zona común, etc. En caso de no haber administrador tendría que gestionar él las incidencias.

Los presidentes no tienen por qué aguantar que ningún vecino se presente en su casa a cualquier hora (a no ser que sea algo verdaderamente urgente), ya que hoy en día, en las comunidades, el presidente dispone de un correo electrónico donde recoger las quejas o los problemas que van surgiendo en la comunidad. Los emails que le van llegando los comentará con el administrador o tratará de solucionarlo él mismo si está en su mano, como llamar a algún técnico para reparar desperfectos, por ejemplo.

Es importante tener claras estas funciones y no tratar de gestionar aspectos que requieren la ayuda imperiosa de un profesional, como por ejemplo gestionar las deudas de vecinos morosos u otros procedimientos que necesitan asesoramiento legal.

El presidente debe estar dispuesto siempre a ayudar a los vecinos y ser accesible para tratar de crear una relación armónica dentro de la comunidad e intentar llegar a acuerdos con los vecinos más problemáticos, ya que hay algunos propietarios que creen a pie juntillas que la comunidad está para solucionar cualquier problema, aunque no tenga nada que ver con el edificio o las zonas comunes.

3- Mantener una buena comunicación con el portero o conserje de la finca

En caso de que exista la figura de este profesional en la comunidad es importante que el presidente esté en comunicación continua con él para que le informe del estado del edificio, de sus posibles problemas de mantenimiento o cualquier incidencia o emergencia que pueda surgir.

El portero o conserje es el que mejor conoce el edificio y el primero en enterarse de cualquier anomalía, ya sea porque se lo indiquen los vecinos o porque él mismo lo descubra. Por tanto, sin duda será el mejor aliado del presidente y de los propios vecinos. Además, si lleva tiempo en la comunidad y ya conoce a los vecinos, suele mediar para evitar conflictos y trata siempre de ayudar en todo lo posible para la buena marcha de la comunidad.

4- Ceñirse estrictamente a la ley

Con la ayuda del administrador, que conoce bien todas las modificaciones de la normativa legal vigente, cualquier gestión que el presidente tenga que hacer en nombre de la comunidad siempre estará dentro de la legalidad. Es decir, que la ley es la que debe prevalecer y no lo que pueda decir un vecino u otro.

Por nuestra experiencia, en todas las comunidades hay vecinos que prefieren unos acuerdos a otros y tratan de convencer a los demás propietarios para que voten en las Juntas a favor o en contra de determinadas cosas. Es aquí donde el presidente y el administrador deben informar debidamente a la comunidad ciñéndose a la ley vigente para que todos los vecinos puedan votar con toda la información en su poder y con total libertad.

Hay vecinos que creen tener la razón, incluso cuando sus razonamientos van en contra de la ley, pero si hay un profesional cualificado que conozca bien la normativa y sepa los procedimientos a seguir con estos propietarios, el presidente siempre sabrá a qué atenerse a la hora de manejar cierto tipo de situaciones incómodas con sus vecinos.

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